Las cartas del apóstol Pablo tienen un alto contenido “práctico” para el desarrollo y progresión de la vida cristiana. Es una consecuencia natural de “vivir la fe dada una vez a los santos” cuya evidencia se expresa en obras que concuerdan con el “poder de Dios” en el creyente. Vidas renovadas son el mejor comentario a la verdad de estas cartas. Hombres y mujeres transformados por Dios que, inclusive estando en el mundo no son del mundo, han de producir necesariamente un impacto en la sociedad que les rodea.
En esta serie de estudios nos enfocamos en el tema del Espíritu Santo. Lo hacemos por medio de una consideración de las enseñanzas de Nuestro Salvador, Jesucristo, en el evangelio de Juan; luego pasamos a la manifestación del Espíritu de Dios dentro de la comunidad cristiana en el Libro de los Hechos. Finalmente llegamos a las 14 cartas del apóstol Pablo para contemplar sus referencias del Espíritu Santo.
Creemos que el Espíritu Santo es la energía o poder de Jehová por medio del cual toda la creación originalmente llegó a existir, y también el poder por el cual se mantiene. Mientras Dios mismo se encuentra en el cielo, su Espíritu está presente en todo el universo (Salmos 139:7-12). Esta energía derivada de Dios es el fundamento de toda la creación (Hechos 17:25).
Algunas veces el Espíritu es personificado en la Biblia, como en Juan 16:7-8, y esto ha conducido a muchos a creer que es una persona. Sin embargo, el personificar cosas intangibles y abstractas es normal en las Escrituras. El correcto conocimiento de Dios es de enorme importancia. Establece el fundamento de la adoración verdadera y de ese mismo conocimiento depende la esperanza de vida eterna. Nos capacita para entender a quién lo debemos ver como Padre espiritual y cuya naturaleza, gloria y nombre somos llamados a manifestarlos en todo el tiempo
Por eso identificamos el hondo deseo de Pablo, a través de sus cartas, de hacer a otros hermanos partícipes de su amplia visión del gran plan de Dios para todos los siglos, cuyo centro se halla en Cristo y su Iglesia. Pablo, el gran defensor de la libertad cristiana, no tuvo problemas en recordar que la libertad, en un seguidor de Jesús, está siempre supeditada al amor, de una forma especial al amor a los más frágiles, a los más pequeños. La inquietud fundamental de Pablo con respecto a sus comunidades es que “que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:19), en cada persona. Es la tarea pastoral por excelencia.
Willliam Rawson (enero, 2011)
Doy gracias a Dios por el apoyo y consejo que he recibido de mis hermanos en la fe, Carlos Revelo (Quito, Ecuador) y Gregorio Villar (Solihull, Inglaterra).
La versión de la Biblia que utilizamos, salvo en los casos indicados, es la Reina-Valera, revisión 1995.